miércoles, enero 09, 2008

A5-N132...El llaima y los agujeros negros esconden la irrelevancia del tiempo y abren espacio temporal al heroismo y la esperanza


Poquito antes de que la bala loca del impaciente policía, guardián del derecho de los que usurparon el dominio de los mapuches sobre sus tierras, rompiera la espalda y la vida del hermano Matías Catrileo, el meditabundo y somnoliento Volcán Llaima irrumpió en sollozos de roca y fuego, era como si la tierra hubiera intuido que otra gota de sangre habría que pagar. Días después, Stephen Hawking, un brillante hombre tan inmóvil y con tanta sabiduría como el mismo volcán vino a observar desde el cielo el humeante ojo ya dormido, tan negro como sus sueños y tan inmenso como sus hoyos era el cráter del volcán; poquito antes de bajar a tierra y llegar a la celebración de cumpleaños del ex hijo del compañero Volodia, alguien le dijo que en La Ligua, tierra de comunistas empedernidos y estrafalarios poetas, estaban surgiendo hoyos tan negros como los suyos, igual de inmensos y voraces, solo ayer habían succionado en un suspiro cinco universos paralelos llenos de sueños, eran hombres que trabajaban para otros hombres que querían hacer brotar la yerma tierra para llevar frutos de Chile a mesas lejanas. Hawking, Catrileo, los Cinco Universos Perdidos, yo mismo, Volodia y su ex hijo compartimos en un segundo el delirio incandescente de estas palpitaciones del alma…luego un silencio y una mirada fugaz hacía la fragilidad de nuestros cuerpos y la sutileza de nuestros pasos, luego otro silencio y un respingo por la carne chamuscada que merece 100 y 1000 misas de redención…para que nunca más en Kenia, para que nunca más en Vilcún. Todos los tiempos son nuestro tiempo.