miércoles, marzo 18, 2009

martes, marzo 17, 2009

a6-j311: Diario de Un Cerdo (Capitulo XVI: Infinitamente tuya)

-Me he muerto y ni cuenta me di, ay que vida viví. Por eso me levanto de mi tumba y con ronca voz os digo que sin descaro ni espartujo debéis sacar la mole de vuestras caras y mirar al sol sin culpa ni remordimiento, que la vida no es para mojigaterías ni menos para penurias que causan fantoches de escarlata.

Dicho esto, cayó el telón y el salón se vino a negro; un estruendo de aplausos hizo crujir la estructura añosa de la sala sin dejar sentir el grito de dolor del hombre que moría apuñalado en la fila doce de la galería. Al minuto de encendida la luz el grito de pavor de una mujer hizo llamar la atención sobre el borbotón de sangre que manaba del cuello del infeliz desdichado

¿Quién mató al hombre de la fila doce y por qué lo mató? es un caro misterio que este bendito pueblo trata de resolver generación tras generación. Yo nací con el cuento en las orejas y con el misterio sin resolver fisgoneando en mi entendimiento; curiosidad infantil mezclada con terrores y desventuras cada vez que caía la noche y había que pasar a solas por la tétrica construcción del antiguo teatro; pero bueno, quizás sin tan ingenuas preocupaciones mi infancia no hubiese sido la misma; lo cierto en que entre este y otros terrores el pequeño infierno de mi madre se hacía menos notorio, tampoco importaban mucho las noches largas de papá, ni los cuentos de sus desapariciones.

Mañana viernes vuelve al pueblo un vieja compañía que pondrá en escena la mítica obra “El muerto mal hablado”; si, la misma en que ha muerto mil veces el hombre de la fila doce; ya no se sabe bien si el hecho aquel en verdad ocurrió o es parte de la leyendita que van tejiendo las compañías para atraer gente a la función; lo cierto es que en la fila doce nadie se sienta o nadie se sentaba hasta el día de la última función; la maldita función.

Ese día el Viejo Esperpento, borracho como siempre, decidió abandonar a su suerte a los clientes del Zunrize y no abrió las puertas; se puso su mejor traje, uno azul con finas rayas doradas:; llegó hasta la boletería y pidió todos los boletos de la fila doce; la vendedora lo miró con una mezcla de pena, curiosidad y enojo, recibió el dinero y le entregó los quince asientos; antes de comenzar la función, nadie dejaba de mirar hacía la extraña figura que retaba al destino sentándose en el centro del lugar donde nadie debería estar; se apagó la luz; la sala se fue a negro; se abrió el telón.

- Madre, madre ¿Donde habéis escondido mis zapatos, mi sombrero y mi espada?

- Vuela hijo, vuela. Vislumbrar sin rumbo es cabizjear la herradumbre del pobre.

- No hables huevadas vieja, solo pásame lo que es mío, empelotas no puedo ir al circo.

La aparición del cuerpo desnudo del actor enteramente rapado y de la figura taciturna de la madre, una gorda de 120 kilos enfundada en un traje muy apretado, ambos sobre una tarima que simulada el primer piso de un alquiler, sin mediar entre el dialogo y la grotesca escena más que un estruendoso sonar de platillos, lograba la risa de todo el salón, la que luego se hacía llanto cuando ambos caían al abismo y eran hechos prisioneros por una banda de ratas cloaqueras (así se presentaban)

– Somos las ratas cloaqueras y hemos venido por lo nuestro, más que carne queremos hueso, más que lluvia queremos queso.

Las ratas llevaban cuchillos, espadas y cadenas, cortaron a la gorda en seis y al hombre lo dejaron en una rueda y al revés; la escena se volvía vomitiva; de pronto el fuego se toma el escenario, de entre las llamas surgen doce mujeres bailando, llevan entre su manos guadañas con las que van trozando las ratas una tras otra, al final de la escena cuando ya ninguna queda, dejan las guadañas y toman escobas y agua, limpiando de sangre y restos la dantesca escena. El hombre atado de manos cabeza y pies, sobre una rueda que cuelga al centro del escenario no deja de girar y girar. El salón se va a negro; suena una música celestial; una luz clara comienza a llegar; las mujeres aparecen limpias y bellas en un paisaje paradisial; todas son bellas menos una, que tiene una forma bestial; esta hecha de restos de ratas y mamá gorda; ella sube hasta al hombre; lo abraza y lo besa; las otras se levantan y los comienzan a bajar. Ya en el piso comienza un bacanal. Desde detrás del escenario surgen animales de circo: elefantes, leones, lobos, osos, caballos, perros; también sirvientes, son decenas de ellos, llevan bandejas de frutas, vinos, pan, miel; todos comen y comienzan a cantar y a bailar.

- Nada, nada nos detendrá; la vida va a comenzar; la muerte acaba de llegar. Bailan y cantan a coro.

El hombre y la mujer bestia se funden en un gran abrazo; comienza a llover sobre sus cabezas; los animales mueren de frío, los sirvientes comen de sus carnes; las bellas mujeres se pierden entre el público. Baja el telón. Vuelve a subir. El escenario esta vacío. Un ataúd cae desde el cielo; se rompe, de entre los restos aparece el hombre diciendo: -Me he muerto y ni cuenta me di, ay que vida viví. Por eso me levanto de mi tumba y con ronca voz os digo que sin descaro ni espartujo debéis sacar la mole de vuestras caras y mirar al sol sin culpa ni remordimiento, que la vida no es para mojigaterías ni menos para penurias que causan fantoches de escarlata. Se cierra el telón. Todos gritan y corren despavoridos. Se abre al telón; llega la luz; todos miramos a la fila doce; el Viejo Esperpento no esta; me desmayo de espanto; aparezco entre sus brazos al medio del Zunrize, estoy rodeada de borrachos; te busco entre los rostros; una vez más estas conmigo; me llevas a casa y me dices que ya sabes quién mato al hombre de la fila 12; te pregunto ¿Quién?, respondes que soy yo, -Tú amada mía. Toda la muerte va en tus sueños. Toda.

Maldito pueblo. Maldito Cerdo. Sáquenme de aquí.

Origen de a imagen: http://opera.stanford.edu/Offenbach/Hoffmann/pix/ch_0.jpg

viernes, marzo 13, 2009

A6_N307....ciertamente---la proklama de nuestra compañera..

¡Jiles presidenta!
por Pamela Jiles (Especial para piensaChile, desde La Habana)
jueves, 19 de febrero de 2009


"Eran las tres de la mañana y mi amigo Alex Vojkovic me llevaba de regreso a casa. Habíamos revisado los originales de un libro sobre su vida privada (que causará furor cuando se publique) en una estupenda velada de confidencias, chunchules y risas.

En el trayecto, Alex me hablaba algo sobre la supervisión de un túnel y yo estaba tan arrobada por ese tema que solo sentí un golpe seco en mi puerta, un ruido gigantesco, vueltas y más vueltas que no paraban nunca mientras el taco de la bota se me enterró, mi cuello enroscado sobre sí mismo se demoraba más en girar que el resto de la escena, el globo del airbag me raspó la pera y se desinfló ¡pruuuu! cuando vi venir un poste que me golpearía de lleno en la cara.

Todo se detuvo a cinco centímetros de mi muerte.
No recuerdo bien como salí de la camioneta. En la vereda, unos transeúntes me revisaban el cráneo y la espalda, mientras veía al Alex de pié hablando por teléfono entre vidrios y fierros rotos. Había gente que corría hacia el lugar y que se asomaba de los edificios. Sé que no estaba aturdida porque pensé gritarle al Alex "¡¡¡¡éstas si que son citas inolvidables pu' machucao!!!!" pero me salió un hilito de voz que no escuchó nadie.

Puede ser por el golpe en la cabeza, no sé, el asunto es que allí botada en la calle en medio del despelote se me hizo la luz: postularé a la presidencia de la república.

Ya se presentó Marquito, el payaso que faltaba, así que es mi momento, aportemos un broche de oro a esta sátira. Frente al chiste de las candidaturas que nos imponen, contemos uno mejor, aún más hilarante: yo también soy candidata, señores, y no saben la chichita con que se están curando.

Así vamos terminando con la impronta masculinoide y patética del panorama político. No porque Bachelet lo haya hecho como el orto, todas las mujeres estamos castigadas. Porque ser mujer no consiste sólo en tener vagina. Es un poco más complejo.

Desafío a los sujetos en competencia a probar en qué item me superan. Vamos viendo: soy harto más atractiva, inteligente, aguerrida, entretenida, jugada, distinguida y novedosa que Frei, Gómez, Tellier, Navarro, Hirsh y Arrate. Me atrevo a decir que soy mejor candidata que el triste conjunto de todos los anteriores. Si hay dudas, hagamos un experimento muy sencillo: preguntemos en las poblaciones, en las calles, en los puertos y en los prostíbulos de Chile… ¿a quién prefieren como candidato a la presidencia? ¿a un señor de pelo blanco y ternos de lino o a pamela jiles?, ¿a un desconocido dirigente del Partido Comunista, gordito y falto de carisma, o a pamela jiles?, ¿a un chiquitín ansioso que es senador de la Concertación o a la pamela jiles?, ¿a “más de lo mismo Frei” o a pamelita?, (me salto a Gómez por razones obvias), ¿a Marquito de Doggenweiller- Ominami o a pamela jiles?. ¿A quién habría apoyado Miguel Enríquez, al candidato de Rodrigo Danús o a esta humilde servidora?, ¿al asesor del peruano Alejandro Toledo o a pamela jiles?

Si son tan choros, confrontémonos ante el electorado: ¿quién tienta más al votante anónimo: ¿Eduardo Frei Ruiz Tagle o este pechito?. Si realmente existe voluntad de buscar a nuestro “mejor hombre” para encarnar las demandas de los excluidos, aquí estoy yo, que jamás apoyé a la Concertación, que no me renové en Chantilly, que no pacté con el neoliberalismo, que no observé la lucha antidictatorial desde un cómodo exilio, que no negocio cartillas parlamentarias entre cuatro paredes.

¿Quién lo haría mejor en un debate presidencial? ¿Quién humillaría a Piñera hasta el hipo? ¿Cuál de los candidatitos de izquierda dejaría callado a todos sus rivales? ¿Alguno de ellos podría superarme en esas lides?

Ya me hartaron, digamos las cosas como son. Si buscan un cupo parlamentario, que no sea a costa nuestra. Terminemos con el tonito civilizado y convencional que me tiene hasta el tuétano. Me cansé de estar cautiva y votar por el mal menor. Me agoté de la incapacidad de las elites partidarias de este lado de la fuerza. No voy a seguir pavimentando el camino de los Escalonas, los Girardis, los Latorres y los Correas. No avalo con mi voto ni un robo más, ni una frescura más, ni un caraderajismo más.

En mi gobierno ningún poderoso se sacará un parte llamando a la subsecretaria de Carabineros, no enviaré a mis ex -amantes de agregados de prensa en las mejores plazas diplomáticas, no agradeceré con fondos públicos los servicios íntimos prestados, no instalaré en las jefaturas de los partidos a individuos que no han trabajado ni un solo día en treinta años, no enchufaré a mi hijo mayor en un cargo bien remunerado de la Cancillería ni mandaré a dejar la colación escolar de mi hija menor –un sandwish de jamón y palta- en las diligentes manos de un chofer fiscal, en mi vehículo estatal.

Durante mi mandato, no me tenderé un mes de guata al sol en Caburgua ni en otro balneario de elite. Tampoco nombraré como burócrata de turno a personajes que falsifican su currículum para darse aires doctorales, no usaré trajes sastre talla 52 (me mantengo estilizada por amor a mi pueblo), no permitiré que mis subordinados comercien con autos de lujo en Buenos Aires, ni menos que instalen un fax en el living de su casa y cobren varios cientos de millones de pesos por asesorar a Codelco en materias prescindibles.

Por ningún motivo nombraré en la cartera de educación a alguien que haya obtenido sólo 500 puntos en la prueba de aptitud académica y que carezca de méritos intelectuales. Haré menos gárgaras con la transparencia y la probidad pública pero me aseguraré de que no existan funcionarios gubernamentales amigos del dinero ajeno, y si descubro a alguno… tendremos que cortarle las manos en la plaza de armas.

En mi gobierno nadie donará a las hijas de sus amigos una “comisión de servicio” de diez millones de pesos para que se vayan de tapas a Madrid. Mi hijo no ganará una jugosa beca de post grado en Cambridge -a pesar de tener calificaciones deplorables- y por ningún motivo lo nombraré vocero de gobierno para que inicie desde la cumbre su carrera política.

Ninguna esposa de ministro será lectora de noticias en el canal público. Tolerancia cero al tráfico de influencias. Mi cuñado no se llevará a su casa dinero suficiente para fundar diez empresas de ferrocarriles y mi yerno no entrará con millonarias ganancias en el negocio de los jarrones estatales.

Durante mi gobierno, mis parientes y compadres no serán seleccionados para los tres mil pitutos de mi directa designación en palacio bajo circunstancia alguna. Le daré tratamiento shiíta a los partidarios de la constitución del tirano. No haré comunicados oficiales cuando le operen a mi hija una uña encarnada. Los senadores y diputados deberán tener asistencia completa en ambas cámaras y cumplir sus labores con tanto esmero como el que exhiben en sus carteleos con la prensa. Castigaré con las penas del infierno a los responsables del asesinato de cisnes de cuello negro y de perritos guachos.

Mi estatura de estadista es obvia y mi credo gubernamental está sobre la mesa:

Creo en el socialismo, como Salvador Allende.

Creo en la lucha de clases, como el trabajador forestal Rodrigo Cisternas Fernández, muerto a tiros y en cámara por carabineros en el frontis de Celulosa Arauco y Constitución, Celco.

Creo en la fuerza del proletariado organizado, como Alberto Hurtado (pero no en el sketch que protagoniza Arturo Martínez de manera vitalicia).

Creo en los movimientos reivindicativos, como la dirigente de la revolución pingüina, María Jesús Sanhueza.

Creo en la nacionalización de los medios de producción, como Radomiro Tomic.

Rechazo la concentración de la riqueza, como Jorge Hourton y el cardenal Silva Henríquez.

Resisto la prepotencia del imperio (por muy encantador que sea Obama), como Leftraro y Janequeo.

Impugno al ejército policial que levanta las armas contra su pueblo, como el comandante José Miguel.

Denuncio la explotación de la mano de obra asalariada, como el obispo Goic.

Combato la opresión de los débiles por parte de los poderosos, como María Música Sepúlveda.

Abomino de la dominación cultural e ideológica del dinero, como Clotario Blest.

Repudio la destrucción del medio ambiente en nombre de la rentabilidad, como Violeta Parra.

La belleza importa, compañeros. Haré un gobierno más estético de los que hemos tenido hasta ahora por la simple vía de nombrar mujeres espléndidas en el gabinete (que las tenemos por centenares), hacer bajar la panza a los subsecretarios, sugerirles que se pongan las muelas que les faltan, desterrar los vestidos con cuellito bebe, los ternos pungas, los botones gigantes, los peinados con laca y los zapatos reina.

Capearemos la crisis con un tratamiento de shock: nacionalización del cobre, impuesto del treinta por ciento a la riqueza y transferencia del financiamiento de las Fuerzas Armadas hacia la educación pública.

Se trata de una candidatura sin plata, sin padrinos, sin publicidad, sin manos negras, sin santos en la corte, sin negociaciones de la cartilla parlamentaria, sin pactos por omisión, sin primarias, sin comando, sin besos a las guaguas y sin destino.

Necesito una consigna simple y clara. Se aceptan sugerencias. “El que sea valiente, que me siga."

a6_n307...màs bonito..continuación del acto inaugural...

Victor Jara y Jhon Lenon....el derecho de vivir en paz

aporte de lxs compañerxs: http://www.youtube.com/user/MOLLESUPER8

a6_n307...que bonito...Acto inaugural de la adhesión de Kuxtodio a la campaña de los Jiles

Tomo respetuosa y alegremente vuestro trabajo, para decir que adhiero al esfuerzo de la senda justa, porque todxs somos Jiles, vamos pa'delante no más. alegres, valientes y felices....:-)


este es un trabajo de lxs compañerxs de : http://www.kimsakalko.cl/

jueves, marzo 12, 2009

a6-j306: Las aventuras del gato de Sinaloa

En un esfuerzo sorprendente y haciendo gala de sus habilidades carniceras el gato cazó al león; luego de comer y compartir la carne de su presa con los otros miembros del cuchitril, partió al mercado y vendió la dorada cabeza de su caza; con el fruto de la venta, compró las botas negras y la suburban que tanta fama le han dado.

viernes, marzo 06, 2009

a6_j300: el disparo (de rápidos regresos)


Fue un día de verdad aburrido. El mismo sol. El mismo cielo. El mismo mar. Los mismos rostros. Las mismas miradas. Los mismos caminos. La sangre brotó despacio de su sien. Alguien paso por su lado. Nadie lo vio.