
martes, noviembre 29, 2005
J-CIII: la barbarie habita en el paraíso de la pobreza

miércoles, noviembre 23, 2005
D-XCVII.....la extraña y mágica (re)aparición de Ona bajo la llovizna

martes, noviembre 22, 2005
D-noventa y seís...le enésima regresión

lunes, noviembre 21, 2005
D-XCV...paisaje mental para mi konXita

viernes, noviembre 18, 2005
D-92..historia de letanías

dia 92..al kaer el sol de la tarde..un viernes

miércoles, noviembre 16, 2005
J-XC...crónika de una tarde primaveral

lunes, noviembre 14, 2005
N-88..comienza mi aniversario Kuarentay1


sábado, noviembre 12, 2005
N-86...sin derecho a la última esperanza

miércoles, noviembre 09, 2005
DIA-85...la ironía de aKel ángel

domingo, noviembre 06, 2005
N-81...la guerra no tiene lógica, pero si un fin.

miércoles, noviembre 02, 2005
N-78 plus…Arden los extramuros, la segregación social debe pararse ahora.

N-78. El cielo esta abierto sólo hasta el mediodía del día 2
Las almas de los bolivianos y bolivianas se van todas al cielo. Cada primero de noviembre los parientes de los ya muertos preparan y engalanan mesas repletas de color y vida: fotos de los difuntos, flores, alimentos y bebidas. Los seres de luz vuelven a sus hogares terrestres, vienen a compartir la mesa con quienes se han quedado en la tierra. Oraciones, recuerdos, co
mida, música y bebida adornan el encuentro entre los vivos y los muertos; al día siguiente las mesas son trasladadas hasta los cementerios, siendo levantadas al mediodía, justo a la hora en que el cielo cierra sus puertas. En medio de cantos y oraciones los muertos vuelven a su morada. Hay algunos que no quieren tener más muertos en su familia, para eso voltean la mesa el día anterior y luego la vuelven a levantar el día de la despedida. Todos los muertos son celebrados; algunos son muy queridos por la población, es el caso del compadre Carlos Palenque Aviles, un hombre de gran bondad que ayudaba a la gente pobre, una paisana dice “el me ayudo a juntar la plata para pagar la operación de mi hijo, yo nunca lo voy a olvidar, nunca”. Para la población aymara estos días son sólo el comienzo de la celebración, ellos celebran a sus muertos durante todo el mes de noviembre.

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