
La imagen corresponde a una foto de la inundación de Arecibo, tomada de www.prfrogui.com/home/eventos.htm.
La imagen corresponde a una foto de la inundación de Arecibo, tomada de www.prfrogui.com/home/eventos.htm.
Camina gigante su cansino andar. La comida es escasa, hay bocas que alimentar.
Los trenes se ordenan en la estación, ahí se ofrece a cargar.
- No es mucho. Antes que tu otros están, debes esperar ¡
Abiertos los ojos al silente divagar, corazón tranquilo debajo de un árbol espera su lugar.
El tren muy oscuro de polvo carbón, repleto de troncos al día hace silbar; el gallo responde en el aclarar, el turno ha llegado es tiempo se soñar.
Sus brazos enormes, levantan y bajan, uno tras otro madera y sal; el sol no lo abandona, su sombra viene y va; la carga se acaba es tiempo de cobrar. Son cinco peniques para harina comprar, mañana temprano vamos a cantar.
* Faumelisa Febe Manquepillán Calfuleo es poeta, el poema esta en su libro "Zomo Pewma" en mapudungun.
(origen:El sitio web de donde kopie este poema dice que el Copyright es de la revista.serindigena.cl)
--la foto ex-mia y es libre, obvio -
“soy aquél poeta muerto
en un lecho de letras de amianto
flores de arsénico ocultan mis pies
cadáveres sangrantes lloran mi llegada
en el color de la mortaja pinté el juego negro de mi vida
de paso en paso la trompeta hundió mi cuerpo en las raíces”
En la mañana del día ciento ochenta y ocho mil trescientos cuarenta , Colombo amaneció con la percepción alterada, esta aventura se le hacía demasiado larga; hizo un esfuerzo por escudriñar un poco más en la superficie de este nuevo sueño, escuchó que Ana, la mujer más vieja, la que sujeta un arma entre sus manos, decía a Luisa, la mujer más joven, la de la derecha, que el tiempo que demoraba en vestirse era menor al tiempo que utilizaba para llegar hasta su trabajo, una carnicería de carne de caballo que se ubicaba en la principal avenida de la vecina ciudad de Viña del Mar, Luisa la escuchó con respeto pero no pudo evitar señalarle en tono sarcástico, que sus mediciones carecían de sentido pues con los muchos años que llevaban ahí sentadas lo más probable que en vez de carnicería encontrará en el lugar un nuevo edificio o quizás un cementerio; Colombo trató de expresar en el pliego garabateado con líneas y relieves de tierras imaginarias lo que ambas mujeres decían, mas no pudo, pues el estaba en un lugar que no lo era, la ambigüedad de sus constataciones pronto se convertirían en pánico, cerró los ojos y ordenó a sus marineros que lo llevaran de vuelta a la nave; Cristoforo sintió que izaba velas y tomaba un nuevo rumbo, ellas siguieron esperando qua algo pasara.
(primera historia de Paradero)
Los arcabuces silentes, rodilla en tierra y ojo en el cielo, Christoforo Colombo ha llegado; la cruz y la corona son las enseñas que caluroso valor insuflan, a la bravía alma del soñador soñado. En las cercanas y lejanas montañas, en los oscuros, profundos, lluviosos y luminosos bosques, los hombres, mujeres y animales que aquí habitan parecen invisibles, porque invisible es el viajero lejano; el reloj de esta tierra antigua no se encadena ni se sincroniza con el tictac del artilugio temporal de la tierra lejana. El mundo de los que llegan es un de un tiempo inexistente, las otras interpretaciones serán siempre antojadizas. El mundo descubierto no es tal. Las puertas de la historia se cerrarón con el último latido de un corazón entregado a la gloria de Itzamná y con las manos de un europeo hundiéndose en la carne y en la vida de hombres y mujeres que hasta ese momento eran otros y otras. La historia la escriben los vencedores, la derrota la sufren los vencidos. 12 de octubre de 1492, el primer día de nuestra larga noche.