sábado, diciembre 16, 2006

segundo año-dia 123....mi enkuentro con Borges

Un día Borges me invitó a cenar a su casa, el no sabía muy bien quien era yo, nos habíamos conocido sólo hace una media hora atrás después que recibí el llamado de una clienta que pedía que fuera a dejar un ramo de rosas blancas y rojas a Legrand 25, nada anormal para un tipo que trabaja en una tienda que entrega flores a domicilio. Al llegar al número indicado, me pareció sentir cierta extrañeza como si yo nunca hubiera estado ahí, aun cuando sin ser porteño de nacimiento llevó a lo menos unos veinte años viviendo aquí mismo; no le di mayor importancia, además que entre presbicia y olvidos ya no mucho caso le hago a estos desvaríos; el asunto es que tras tocar el timbre a los minutos me abre la puerta un hombre grande y pesado con cara de perro triste, igual a mi Luna la perra que se nos murió hace unos días, era grande esa perra, ojala todas las perras fueran como ella –Si Señor, en que le puedo servir? Preguntó con una voz profunda y aguda, como si el sonido viniera de otra parte y el cuerpo solo fuera el envase de un universo completo, donde la voz era como una grabación que daba la bienvenida a algún juego de ciencia ficción o ese universo mismo; a esa altura, ya no sabía bien si el desvarío era porque estaba un poquito entonado después de las tres copas de vino rosado del almuerzo o porque ya no estaba distinguiendo ningún limite entre ficción y realidad, la verdad es que da exactamente lo mismo, entregué las rosas al Señor y en los segundos que esperaba su propina o el tradicional muchas gracias, el me pregunto de que color eran las rosas; pensé yo, si sabe que son rosas como no va a saber el color – Del color que las ve , le respondí con tono displicente – Se que son rosas por el olor, pero no las puedo ver, soy ciego, he tratado de especializar mi olfato en busca de relaciones finas entre olores y colores para un mismo tipo de flor, pero no he logrado avanzar mucho, el recuerdo de lo que fue se desvanece como la construcción de lo que vendrá, para detener esta hecatombe tendría que tener señales y no las tengo, vivo solo, mejor dicho casi, tengo dos gatos y un loro, pero no usan el mismo lenguaje que yo, por lo tanto es lo mismo que estar sólo, salvo que soy un solitario amado y acompañado por tres bestias o tres hermanos menores, para no ofender a nadie. Después que el Señor me dijo esto, le respondí un poco perturbado y con el fin de abuenarme, que no había tomado conciencia de su ceguera pues se movía con mucha seguridad y sus ojos aparte de no mirar a ninguna parte, no se notaban muy diferentes a los míos y a los de otros, salvo por el del parpado caído, que podría ser por sueño, que si el no me decía que era ciego no lo habría notado – No dije que sea ciego, dije que no puedo reconocer el color de las rosas, es usted muy perspicaz señor, ¿ Cómo dijo que se llamaba?, Kuma, le respondí, Kuma. Aun cuando sabía que el no había preguntado mi nombre seguí su juego o el me hizo seguir el suyo, mas por turbación y por esa extraña lastima que me autoinfiero cuando me enfrento con alguien que por diferencias físicas parece ser inferior a mi, esta es la actititud de el absurdo fascista que vive en mi y que no logro expulsar de mi aldea interna, aunque creo que la aldea se sentiría distinta sin él (jjajjajaja). -Que extraño y estupido nombre lleva señor, me respondió, parece un juego de palabras, porque usted de africano u oriental no tiene nada, es más huele a mestizo de mestizos; ante esta últimas palabras no pude contener la risa y le dije que el mestizaje es el resultado de la pulsión de la carne por la búsqueda de la inmortalidad humana, que sin mestizaje no podríamos desarrollar la especie y que es muy probable que en vez de nosotros reinarían cucarachas y hormigas, si es que no hubiésemos sido capaces de satisfacer nuestro instinto lejos de casa, luego de lo dicho por mi, el ciego soltó una risotada gigante y me dijo – Parece amigo que usted no es bonaerense, porque si lo fuera no estaría hablando leseras y me hubiera dicho antes que todo, buenos días Don Jorge, la ciudad y yo somos uno solo y todo porteño bien parido, antes o después, bien lo sabe. Al terminar de hablar, me vinieron al reflejo de inmediato, los cuentos y la voz del señor, esa que escucho en el libro audio que bajamos del Kaaza y la gran pregunta me asaltó, tal cual como en la canción de los Chancho en Piedra, ¿ Qué mierda hago aquí…estamos solos en el universo? Parece que a Don Jorge le cayó en gracia el olor a culo que emanó de mi cara, porque de inmediato me dijo, -No te preocupes shilenito, vente para mi casa mañana por el anochecer, cenaremos juntos y te contaré porque estas aquí y no te preocupes, después de muerto y ver desde lejos el comportamiento de mierda del innombrable, me he vuelto apolítico…te espero-.


El dibujo de Borges es de Rubens J.A. Ettomi Dibujos con carbonillas y/o tiza pastel sobre papel, tomado de http://www.cui.edu.ar/secretaria/secretaria/?page=galeria_virtual_anteriores, la distorsión y yo mismo son mías, es decir de nadie..jijiji

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