
El príncipe heredero lo miró con estupor, diciendo: - ¿Qué padre es aquel que honra con sangre una partida?
El rey aunque curioso no detuvo su andar, siguió hasta el balcón y se lanzó al despeñadero; pocos segundos antes de chocar contra las rocas se convirtió en un ave de plumaje rojo y pico ensangrentado.
El príncipe heredero dio un grito estruendoso, la lluvia comenzó a caer. La soledad del mundo quedaba a sus pies.
imagen: Los cuatro jinetes del Apocalipsis // Albrecht Dührer (Alberto Durero), 1498
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