jueves, marzo 17, 2011

(KECH A1-N159) Canción de mediodia

Como un viento tenue jugando con tu pelo ausente, caen mis lágrimas sobre alas blancas de un ángel que se niega a volar. Dulce es la vida que vivimos juntos, amarga la distancia que debemos recorrer; sin embargo, por las tardes, la memoria juguetea con la locura dibujando sobre el cielo piruetas de gaviotas y palomas del mismo viento que con tu pelo y con el mío no deja de jugar. Buen día compañera de alma iluminada; no te puedo dejar de amar.

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