La ciudad esperaba en la cima de
sus altos edificios que algo sucediera, fuera el encuentro inusual de dos aves
con rumbo inverso o una repentina lluvia de verano que diera tregua a la húmeda
pesadez de los habitantes de abajo; ni lo uno ni otro sucedía, el tiempo seguía
proyectando su monotonía en el transito de la noche y el día. Al amanecer de
ese día por todos esperado, las ventanas decidieron no abrir mientras los
presurosos transeúntes decidieron no andar; las torres mayores se cimbraron
levemente primero a la izquierda luego a la derecha, las menores comenzaron a
imitar hasta lograr motivar a los bajitos, la ciudad completa fue por segundos
hacía un lado luego hacía el otro. El leve temblor era la manifestación de
alegría con que el enjambre de hormigón, acero y cristal daba la bienvenida al
esperado día distinto; los de abajo ni cuenta se dieron pero sin saber como ni
porque fueron mecidos dulcemente en los brazos de la quietud.
imagen: "Y se fueron" x Chibizumi
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