lunes, enero 09, 2012

(KECH -j457) un día distinto





La ciudad esperaba en la cima de sus altos edificios que algo sucediera, fuera el encuentro inusual de dos aves con rumbo inverso o una repentina lluvia de verano que diera tregua a la húmeda pesadez de los habitantes de abajo; ni lo uno ni otro sucedía, el tiempo seguía proyectando su monotonía en el transito de la noche y el día. Al amanecer de ese día por todos esperado, las ventanas decidieron no abrir mientras los presurosos transeúntes decidieron no andar; las torres mayores se cimbraron levemente primero a la izquierda luego a la derecha, las menores comenzaron a imitar hasta lograr motivar a los bajitos, la ciudad completa fue por segundos hacía un lado luego hacía el otro. El leve temblor era la manifestación de alegría con que el enjambre de hormigón, acero y cristal daba la bienvenida al esperado día distinto; los de abajo ni cuenta se dieron pero sin saber como ni porque fueron mecidos dulcemente en los brazos de la quietud.


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