La esquina de mi bario es simple como mi vida. Nos
encontramos en una sonrisa incierta, a veces verdadera a veces no tanto; la
mayor parte de los días ni siquiera nos importa. Somos como una flor, algún día
simiente, otra capullo, otra resplandor y otra ocaso y al final polvo, de
estrellas quizás, pero polvo al fin. Doña Luisa sabe tanto de mí como yo de
ella, nada.
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