martes, julio 24, 2007

N-CCXLIII.....fantasmagorika alegria Onirika en frios dias de invierno

Ona reapareció confusa..venía vestida de velos, con su pelo lleno de flores frescas, abejas luminosas y afinadas le zumbaban alrededor de las manos, también posadas en la curvatura de sus tiernos senos parecían alimentarse de su ser, de ella entera. Luminosa como nunca, Ona se proyectaba libre, eterna, brillante y solitaria...El Cazador no estaba ni en sombra ni ausencia, este no era el tiempo de su Ona, esta tampoco su historia..Valparaíso se hacía puerto, no eran fierros ni autómatas gruas quienes daban ritmo al vivido ebullir; cientos y miles de naves de todos portes y colores, entraban y salían sin cesar, unas llevaban pan, otras traían miel...algarabía de cantos, sueños de marineros perdidos, cantos de sirena de tierra y mar. Ona pasó por mi lado sin verme, como siempre; luego unos pasos, luego un segundo, su nariz fijada en mis ojos, no son olores los que delatan, no son sabores los que disgustan, es Ona descubierta, deslizada en mis pensamientos, convertida en sal, hiel y miel; que suaves son las caricias no recibidas que noble es el tiempo no vivido...Ay Ona.. ¿Qué sería de nosotros si el reloj y el Cazador no existieran? Mientras busco la respuesta, te dibujo en el aire, luego te borro, esperando que huyas como siempre, como ayer.

miércoles, julio 11, 2007

N230: psiquiatras a la port..)ta no e smi vid...) IV acto

ACTO IV...
el primer día de la semana.
El vano intento de tus ojos por atrapar los míos es un juego sucio que se dispara al viento; cual ráfagas de escarcha que se encarnan en mi piel, tu asalto causa dolores pero muy luego se derriten, se hacen agua que limpia mi sangre y que riega mis pasos. Yo no se donde voy amada mía pero muy bien se de donde vengo; del lugar en que desemboca la cloaca del universo, de ahí donde cada caricia y cada sonrisa brilla y abriga más que en ningún otro lugar, donde el amor revienta en cada gesto de resistencia. ahí donde ser feliz se aprende para siempre o te oscureces y secas en el intento; un lugar donde sonreir es un acto de heroísmo, donde la tristeza se hace aborrecible; de ahí vengo amada mía, no lo olvido, espero que tú, tampoco.


esta canción se llama "la historia de la silla" es de Silvio Rodriguez, el mismo que aparece cantando una noche de no se cuando y de no se donde..