martes, diciembre 06, 2011

(KECH -J423) PENSANDOT


Todos los ojos del cielo se abrieron para mirar tu paso. Venías envuelta de bruma y airada de sal, eras mi princesa en el cadalso de la partida, en el carro dorado de una mañana sin sol, la bendita niña de las dulces manos, la tristeza limpia de la pregunta sin son. Los días y los años pasan por sobre el polvo y el amarillear de la nostalgia; ya no te espero, pues nada queda para los olvidados. Mis ojos se secaron, soy un campo yermo bajo el fuego del sol abrazador; nada auguraba el destino que nos convoca; nadie sabía que esta nuestra historia era una sin fin. Los ojos del cielo me miran con recelo; el día del viaje no es de mi elección. La esperanza duerme en todas la estaciones, cada tren lleva cada una de nuestras vidas; en cada ventana mis ojos vuelven a nacer y reaprenden el llorar. Miro, los ojos del cielo me sonríen.