domingo, julio 27, 2014

(KECH J-1387) Eid al Filtr

Al final del día, cualquier hora, pues los husos confunden la razón, tomaré una canasta de caramelos, chocolates y masas dulces para los niños y niñas de mi alma; abriré camino entre ruinas, cadáveres y polvo, para tocar invisibles puertas de fantasmales familias; arriba los aviones siguen escupiendo metralla, abajo las puertas del paraíso comienzan a cerrarse. En la última luz de la utopía, una lágrima se mezcla con el suelo ensangrentado del país de la desesperanza. Mañana vuelvo a casa, el infierno es mi guarida.


Origen de la imagen: http://img.dunyanews.tv/news/2013/August/08-08-13/news_big_images/186984_14292653.jpg

lunes, julio 07, 2014

(KECH-J1367) El vuelo del pequeño sastre

Por una extraña costumbre solemos hablar de la gente después que esta ha dejado de existir en este plano, digo el de los vivos, y yo que pertenezco a la misma tribu a la que pertenecemos todos
hago lo mismo; mas esta vez lo hago con autorización, no expresa del difunto porque no me la puede dar o quizás me la esta dando al facilitar que el flujo de pensamientos se impregne en signos descifrables para otros, bueno no es lo central; me siento autorizado por su presencia, que no es otra cosa que el estar, más allá del cuerpo, más allá del tiempo y del espacio. Estamos cuando nos entrecruzamos, cuando hacemos del encuentro un rito y convertimos los gestos en historia, del hoy y del mañana, es decir esculpimos un instante que es imperecedero, que se queda radiante por una eternidad. Miró la ventana y la luz del sol trasluce los quietos colores de mis fantasías budistas; unas más largas y otras más cortas, las banderitas verdes, azules, rojas, amarillas y la blanca, trastocan mi atmósfera con una mano tibia que agradece el encargo y que trasunta de trabajo el cuento de la sombra y del olvido. El pequeño sastre, un muy buen nombre para uno de los muchos magos que van pintando nuestra vida sin que siquiera lo sepamos; en su enjuta maquina que ahora tiene alas, vuela feliz surcando el cielo entelado de un Valparaíso que no se resigna a la ignominia y al asco de los rapaces.