El futuro no es incierto, todxs
sabemos que algo inmutable sucederá; nosotrxs y/o a algunx de quienes nos
rodean, morirá. Eso es una certidumbre, una verdad. Por lo tanto, si anclamos
nuestros pensamientos en ese instante cierto que ya existe pues es potencia,
podremos observar hacía atrás sin temor a encontrar nada; porque, desde aquél
punto hacía el ahora todo es posible, cada estado tiene una probabilidad de
ocurrencia infinitesimal al limite de la inexistencia, no obstante a la inversa
cualquiera puede ser, por lo tanto es, un ahora, es nuestra vida; vale decir,
el presente es el pasado de nuestro futuro, por lo tanto todo lo que esta antes
del ahora es incierto, no tenemos la certeza de que ocurrió, salvo si estamos
ocupando nuestro presente en plena conciencia. En un alto nivel de conciencia
(darmos cuenta) podemos establecer que
lo que ahora somos, es el resultado de una serie de acontecimientos que
debían ocurrir, sin embargo frente a cada estado existieron (y existen a la
vez) infinitas combinaciones de opciones discrecionales, acertijos o
disyuntivas, que se siguen resolviendo en sus interminables probabilidades; por
lo tanto no nos permiten discernir cual de entre todas estas realidades
posibles es exactamente la que estamos viviendo, es por eso que el pasado es
incierto; en contrario, tenemos la certeza que a lo menos de los infinitos
Borges ninguno quedo vivo tras de su muerte, a pesar de que él mismo siga
muriendo por siempre.