lunes, diciembre 10, 2007

A4-J105: Siete cuentos para Helena (en la hora de equilibrar)

Los ojos de la sabiduría son como las profundidades del océano; no hay ni gozo ni tristeza en ellos. Por esto el alma del discípulo tiene que hacerse más fuerte que el gozo y más grande que la tristeza (recopilación de Helena P. Blavatsky)

I
Despertó feliz, había logrado comprender que la mujer que dormía a su lado era la única que lo había amado verdaderamente durante toda una vida, mas fue demasiado tarde, ella nunca más se desperto.

II

De sus pequeños ojitos cayo primero una lagrima, luego otra; al día siguiente el mar fue más salado,una ola gigante arrasó a Nueva York.

III

La pequeña nave espacial, con el primer chino y la primera china puestos en orbita, comenzó a girar sobre su propio eje durante 2.724 años luz. Al amanecer del segundo día del desaparecimiento de sus hijos,la Sra. Lu, madre de Hiong y Kin, tomó la cometa y la puso en el fuego. El primer ingenio aeroespacial chino se perdió en la orbita de Jupiter sin dejar rastro alguno. En China una mujer es condenada a la horca por parricidio.

IV

Caminar junto a ti por el jardin fue mi sueño más deseado. Cada año las hojas de los árboles van de amarillo a verde desde el suelo hasta las copas, las golondrinas vuelven y van; quince generaciones de faroleros nos han saludado y aún te sigo amando.

V

Era el último marinero disponible y esa la primera nave en regresar; subió a cubierta, acarició el timón como si fuera su gata, levantó anclas y enfilo hacía el horizonte. La última mujer en el puerto agitó su pañuelo con la esperanza de volver a verlo; nadie los vio llorar.

VI

No estoy solo, alguien me lee.

VII

Es el fin, era el último hombre. Mi padre aún me espera y yo a él.

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