domingo, mayo 29, 2011

(KECH A1-N231) El pulso dulce de tus dedos

Una a una las pulsaciones van entrelazando letras que se arriman a frases que buscán hilar un cuento o dibujar una red que atrape un pedazo de nuestras vidas en la maraña fantastica de la existencia de algo en medio de la nada o también de la centralidad de la nada por la ausencia de algo que llene el vacío o la ausencia de completitud como mejor parece explicarse aquello que esta pero no se deja ver por su condición irrenunciable de invisibilidad, parece que el honor otorgado por esta primera y quizás única coma es el de la pausa silente misma que permite la existencia de un ritmo de pulsar mismo que podemos sincronizar con nuestra respiración y también con su ausencia, aquella que configura la quietud de las partidas, el llanto del imposible el pañuelo al viento de nuestra suspención incorporea y silente. Besos de amor invisible son tañidos de campanas para un corazón invencible, para un leon liberado que no para de correr despavorido por sabanas que no son ni su castigo ni su delirio. Amor cuantico y belleza visceral, nada nos separa porque nunca nada nos amarro; más libres que nunca nos soñamos explosivos, noctambulos y ancestrales. Abrazo eterno entrelazando nuestras tibias manos, mi amada y pequeña estrella.

No hay comentarios.: