lunes, diciembre 16, 2013

(KECH-J1163) El último solsticio

Yo que volé por los mares de tus ojos he encallado mis alas en las raíces de tu tumba; ya no hay canto somnoliento ni manos meciendo tu ensortijado pelo, ya no hay nada, solo un recuerdo, una vaga luz que no alumbra, un extraño olor que se distancia; con el paso de las lunas, crece cierto el infortunio, pudiendo más la pena que el olvido, niego la miel y el dulce abrigo; niego al tiempo y su destino.

No hay comentarios.: