Hay días en que me
pregunto si no fui yo el que se quedó en el fondo de la fosa, si no son tus
ojos los que ahora miran y tus palabras las que hoy silaban Fueron tantas las
veces en que la muerte paso por mi lado, tantos sus llamados y sus gritos que
no tuvo más alternativa que matarme algo más que mi vida, la tuya. Y ahora que ya no existe el desconsuelo, oteo
al horizonte en busca de alguna lágrima que me recorra; hurgo misterioso en el secreto
abismo de nuestra perenne unión y vuelvo a morir.
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