Quiero ser tu boca en la noche del primer beso.
La manzana que cuelga del árbol de los sueños, la serpiente que la atrapa,
la Eva que se atreve, el Adán que sucumbe, el Dios que llora la pérdida del
reino, la inocencia que brilla y el viento que atrapa.
Tus manos en el silencio de la umbra.
El rayo de luna en la terrena vía del caracol, la concha vacía, el silencio de
la vida, los ojos grises del viejo que muere, la rabia frustrada, el odio
encandilado en el brillo del oro, la espada sangrienta, el vientre al aire, el
sueño de un niño.
Tu cuerpo.
El sudor salado de tu frente cansada, tu mirada y la mía, el encuentro
imaginario, la ciudad sin esquinas, el llanto inconcluso, la historia que
falta, los ojos de otros, la vida.
El otro.
El que se agazapa en tus infinitos, el que recuerda, el que te lleva, el
que se queda.
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