viernes, febrero 24, 2006

D-189..Diario de un cerdo: Capitulo IV, La anunciación

No puedo conciliar el sueño, sacó de debajo de mi cama el amasijo de hojas grises y continúo la lectura de los escritos de mi abuela. “Madrugada del sábado 25 de febrero de 1914. He despertado sobresaltada, soñaba que un joven difuminado sobre una tela de lino gris, escuchaba mis pensamientos y miraba lo que escribía; papá usa ese mismo lino para sus trajes, la imagen estaba estampada sobre la ventana, comenzaba a aclararse al anochecer y a disiparse con el alba, ¿cómo se habrá enterado que yo escribo mientras los otros duermen? Aparte de espantarme esta fantasmagórica intromisión, me ha desesperado el caudal líquido que escurrió por entre mis piernas; al parecer, mejor dicho de hecho, los ruegos al Santo Burro de Santo Luigi han causado efecto, el remedio que me dio Doña Luzmila a hecho lo que debía, haciendo desaparecer mi continencia y el temor a traer a este mundo a un engendro del demonio, gracias a Dios todo ha sido una pesadilla.” Vista esta pequeña lectura no dejo de pensar en la aburrida pero a la vez apasionada vida que llevaban los antiguos habitantes de este pueblo y de esta misma casa, quizás incluso de esta misma habitación. Pienso ilusoriamente en convertirme en el joven difuminado que ve mi abuela, no sólo para escuchar sus pensamientos y ver sus escritos, si no también para hacerme su compañero de aventuras, su amigo secreto, a alguien a quién le pueda contar sus cosas, alguien con quien pueda discutir sus reflexiones y conspiraciones. Me llama poderosamente la atención la coincidencia entre el contenido del periódico y la imagen mental que me he hecho de mi bisabuela, de Lucas y de Adelaida, creo que son ellos los de las litografías, creo que son ellos los que murieron al paso del tren,¿ Por qué no habrán puesto sus nombres? será acaso que mi bisabuelo quiso borrar todo vestigio del fatal desenlace de su familia y ¿ por qué mi abuela no murió junto a su madre y sus hermanos? La intriga me entusiasma y motiva, daría todo por ser el joven difuminado en la ventana de mi maravillosa abuela; estoy comenzando a abrazar incestuosos y platónicos deseos por el pasado, por esta casa, estos muebles, ese retrato gris y por este pueblo. (imagen titulada Pueblo antiguo, 1960. Kontrastfoto hecha por Irm Schoffers tomada de www.bsz-bw.de/eu/hoepffner-schoffers/hop3.gif)

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