jueves, octubre 12, 2006

a2-j158....otra luna más en la larga noche

Los arcabuces silentes, rodilla en tierra y ojo en el cielo, Christoforo Colombo ha llegado; la cruz y la corona son las enseñas que caluroso valor insuflan, a la bravía alma del soñador soñado. En las cercanas y lejanas montañas, en los oscuros, profundos, lluviosos y luminosos bosques, los hombres, mujeres y animales que aquí habitan parecen invisibles, porque invisible es el viajero lejano; el reloj de esta tierra antigua no se encadena ni se sincroniza con el tictac del artilugio temporal de la tierra lejana. El mundo de los que llegan es un de un tiempo inexistente, las otras interpretaciones serán siempre antojadizas. El mundo descubierto no es tal. Las puertas de la historia se cerrarón con el último latido de un corazón entregado a la gloria de Itzamná y con las manos de un europeo hundiéndose en la carne y en la vida de hombres y mujeres que hasta ese momento eran otros y otras. La historia la escriben los vencedores, la derrota la sufren los vencidos. 12 de octubre de 1492, el primer día de nuestra larga noche.

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