miércoles, noviembre 16, 2005

J-XC...crónika de una tarde primaveral

El mundo desde mi silla se ve menos pavoroso de lo que es cuando estoy en medio de la gente. Desde acá cada cual parece llevar un juego, una señal en sus cabezas les guía inefablemente. Es hermoso jugar a ser Dios. María odia a Miguel y le clava sus garras en la garganta; arrastra el cadáver hasta el centro de la plaza y lo lanza a la fuente; la sangre de Miguel enturbia en rubí la transparencia acuosa, los paseantes siguen tirando monedas y pidiendo deseos. Un niño flaco se acerca a María y le señala que ha lanzado un cadáver a la fuente, parece que sólo el se percató. María se hace la loca, saca una moneda le compra un globo azul, se lo da en sus manos, el niño la mira y sonríe. El campanario de la Catedral llama a orar. María y otros habitantes de la ciudad se van a misa. El niño flaco ya no esta, el viento juguetea con su globo azul. El cadáver de Miguel ha comenzado ha podrirse.